- El Domingo 25 de junio, la comunidad de los
fieles de la Iglesia de San Alfonso en Roma, ha celebrado la fiesta
de la Virgen del Perpetuo Socorro. Una iglesia llena y unidos en la
oración que luego ha querido expresar su fe públicamente por las
calles alrededor de la iglesia, de hecho, después de la solemne
celebración de la Eucaristía tuvo lugar la procesión por el barrio
Esquilino. Poco más tarde, un concierto de la banda de los “Alpini
Latina”.
La celebración fue presidida por el Padre General de los
Redentoristas, P. Michael Brehl al que han acompañado muchos fieles
de Roma, los miembros de la Congregación del Santísimo Redentor y
peregrinos de todo el mundo; hay que indicar específicamente al
grupo de los cohermanos presentes porque participan en el curso de
espiritualidad que en estos días se lleva a cabo en Italia.
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Durante la homilía, el Padre Michael Brehl invitó a contemplar el
Icono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en su significado
sugerido por las lecturas de la misa: En la primera lectura de
Isaías, nos encontramos con el misterio de la Encarnación, Emmanuel,
Dios con nosotros … En la segunda lectura, la gloria de la nueva
vida que vivimos en Cristo resucitado – y María, Madre de la Iglesia
… en los Evangelios, el misterio pascual – la pasión, que nos lleva
a la resurrección. Este Evangelio nos muestra la vocación de María
de continuar el misterio de la misión de su amado hijo después de su
muerte en la cruz. Como Madre, María está siempre con nosotros, y
nos lleva a Jesús. A continuación, ofreció el testimonio de la
comunidad en Belfast, Irlanda: católicos y protestantes, unos 12 mil
todos los días, para orar juntos.
Hoy, el icono misionero sigue su peregrinaje alrededor del mundo.
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El Santo Padre, para referirse a la misión de María, nos dijo que se
trata de una misión de evangelización. María nos muestra el poder
revolucionario de la ternura y la compasión. Francisco nos enseña
cuatro verbos para hablar de la misión de María: acompañar, reunir,
orar, luchar.
María acompaña siempre a los abandonados y los pobres con compasión
y comprensión, con ternura y misericordia. Ella es siempre la madre
que no puede abandonar a sus hijos, especialmente a los más
vulnerables.
María sabe cómo reunir a la familia alrededor de la mesa para
compartir y crecer en el amor fraternal y abrirse a los demás. María
lo hace en todos los santuarios más importantes del mundo.
María nos enseña a orar como ella ora, medita en los eventos y
reflexiona desde la palabra de Dios. Es una oración por los demás,
para los necesitados, para incluir a todos.
María, al final, siempre lucha por la justicia, pero con el poder
revolucionario de la ternura y de la misericordia. Ella es realmente
profeta, pero un profeta de la justicia con la ternura de Dios.
Hoy, María nos invita a seguir sus pasos, para acompañar, reunir,
orar y luchar por la justicia.