SOLEMNIDAD DEL

SANTÍSIMO REDENTOR

 
 
Fiesta titular de los Misioneros Redentoristas

Los Misioneros Redentoristas fuimos fundados en 1732, por San Alfonso María de Ligorio en un pueblecito pequeño en el sur de Italia llamado Scala.

Bajo el amparo del mismo Redentor, hoy, aquel pequeño grupo de misioneros se ha convertido en una comunidad mundial en más de 82 países de todo el mundo.
 

El tercer domingo de julio los Misioneros Redentoristas celebramos la solemnidad del Santísimo Redentor, titular de nuestra congregación y nombre que la Sagrada Escritura da a Dios y a su Hijo Jesucristo.

Anselm Grün (1) ha escrito hace algunos años sobre la redención y el significado en nuestras vidas. Señala que no se trata solo de la Cruz y de la entrega de Cristo en ella. Según el, los distintos autores bíblicos, especialmente los evangelistas han ofrecido la redención como salvación por diversos caminos. Por ejemplo, los Padres griegos, siguiendo al evangelio de S. Juan, perciben a la encarnación de Dios en Cristo como el gran acto de redención. “El hecho de que Dios se encarne en Jesús no es solo un acontecimiento histórico de hace dos mil años, sino que tiene algo que ver con nosotros hoy. Pues Jesús ha asumido nuestra naturaleza humana para todos los tiempos y la impregna con su vida divina. Según esta noción griega, la redención por Cristo no viene de fuera, sino de dentro. ….Nuestra tarea es dejar espacio en nosotros a esta fuerza sanadora, liberadora y amorosa de Dios, dejarnos transformar por ella y actuar con ella…” (p. 26).

La Redención (2) es el acontecimiento por excelencia de la Nueva Alianza. Jesucristo ha sellado con su sangre los pecados de todos los hombres y para todos los tiempos y ese mismo hecho manifiesta explícitamente para los cristianos el eje fundamental de la historia. Jesucristo es así el redentor que nos rescata, es decir, es el verdadero garante de nuestra salvación.

Ciertamente la salvación expresa la provisión divina para nuestra pobre situación humana, carente de plenitud y por tanto fragmentaria y sobre todo, pecadora. Un grupo de palabras define el alcance que contiene en los evangelios, donde se describen los hechos y dichos del Señor Jesús, manifestando los efectos de su ministerio de amor por todos los hombres.

Es evidente que para explicitar el hecho de la redención los autores neotestamentarios acudieron al Antiguo Testamento, donde los patrones literarios, los procedimientos, las técnicas y reglas, son los recursos y métodos empleados por los hagiógrafos para desentrañar en la medida de lo posible, los hechos narrados, las historias, donde Dios se muestra como el garante y protagonista de la redención, sobre todo, en la narrativa, en los cuerpos legales, así como en las historias recontadas y en la literatura sálmica de Israel. Los términos a los que nos referimos son go'el (redentor), pdh (redimir), ga'I (redimir), pdúyím (redención), pdút (redención), pdióm pdin (el precio de la redención) que la versión griega de los LXX traduce de distintas maneras.
 
Celebramos el significado profundo del lema de la congregación: “En El hay abundante Redención”. El evangelio de salvación que anunciamos los Redentoristas por medio del trato cercano y cariñoso con la gente, hace visible el llamado de Dios mismo a todos los hombres y mujeres a una vida nueva por medio de la conversión.

No es un Dios temible y castigador el que los redentoristas anunciamos sino, un Dios que ha multiplicado los esfuerzos para darnos a conocer su amor y que finalmente “nos ha enviado su único hijo”. No para condenar el mundo, sino para que el mundo se SALVE por El (Juan 3, 13-18.21).



(1) GRÜN, Anselm. La redención. Su significado en nuestra vida. Editorial Verbo Divino.

(2) LLAMAS, Antonio. En Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burgos, 2001.